Unas campanas llamadas Vicentet y Miquel (Torre de Calendura)

 



 

Hasta el siglo XVI los habitantes de Elche solo podían conocer la hora en que vivían por el toque a mano que se hacía en las campanas de la Ermita de San Jaime (ya desaparecida). Para ello, las personas encargadas de este trabajo se guiaban por un reloj de arena.

Un 25 de noviembre de 1571 fue cuando el Consell General ordenó la construcción de un reloj que se colocó en las murallas sobre la Torre Vetlla, cerca del edificio del Consell.

Allí entonces había un viejo reloj, el cual también disponía de un calendario. Este reloj fue acompañado de dos campanas.

A la de las horas por tanto, a la más grande se le puso el nombre de Vicentet y a la de los cuartos, la más pequeña Miquel. Las dos eran golpeadas por mazas accionadas por el mecanismo del reloj.

Las campanas fueron bendecidas en la Ermita de San Jaime, por Mosén Gregorio Esclapez, cura de Santa María, el 15 de enero de 1573.

En el año 1759 se le añadieron dos muñecos que, desde aquel momento, fueron los encargados de golpear cada uno su campana. Dichos muñecos adquirieron el estilo de los jacquemarts franceses, que representan un personaje tallado en madera o metal y que indica las horas golpeando una campana con un martillo.

Al principio, los ilicitanos bautizaron a los dos muñecos con los nombres de Miquel y Vicentet, que derivaban del nombre de las campanas. Sin embargo, no pasó mucho tiempo para cambiar la denominación de sendos muñecos, pasando a llamarse Calendura y Calendureta, el cual estuvo influido por el calendario que se encontraba en el reloj. Así pues, Calendura golpea la campana grande y Calendureta, la pequeña.

'Calendura es un recio hombretón pintado de vivos colores, que va cubierto con sombrero y viste jubón con zaragüelles, luciendo un hermoso mostacho que le da cierta apariencia picarsta, mientras que Calendureta ofrece el mismo aspecto, pero es como si fuese su hermano pequeño. El primero, según opiniones, ofrece la pinta de un soldado y el segundo la de alguacil. Los dos sostienen en sus manos las respectivas mazas con las que golpean a las campanas Vicente y Miquel.'

En 1879 el Ayuntamiento quiso suprimirlos, pero un auténtico movimiento vecinal lo impidió. Ello no hizo más que aumentar el cariño del pueblo por estos dos personajes, cuyos nombres aparecen en numerosas canciones y dichos populares.

 Necesitan el mantenimiento de relojeros, pues como se ha dicho, la maquinaria del reloj es manual, siendo una de los pocas que quedan en España y la Comunidad Valenciana de estas características.