La Travesía (La Virgen de Loreto de Santa Pola)


         Oración a la Virgen de Loreto  (Pulsa en la imagen)


    En las crónicas de Santa Pola se esconde un relato que despierta las fibras más profundas del misterio y la fe. En los tumultuosos días de 1643, cuando la ira de una revuelta morisca desgarró el Puerto de Santa María, en Cádiz. Una devota, María Guadalupe, custodiaba una imagen venerada de la Virgen de Loreto, una reliquia que se creía bendita por el mismísimo cielo.

    En un acto de valentía y desesperación, María Guadalupe confió el destino de la sagrada estatua a un humilde pescador, dándosela envuelta en los tejidos más finos que pudo hallar. La encomienda era clara: asegurarse de que la Virgen encontrara su camino hacia un refugio seguro, el primer puerto, que se cruzara en su camino incierto.

    Sin embargo, lo que siguió fue una danza caótica entre la voluntad de los hombres y la impredecible furia del mar. El pescador, seducido por la belleza inefable de la estatua, se encontró luchando con sus propios deseos. Anhelaba aferrarse a la imagen divina, llevarla consigo a Villajoyosa, su tierra natal, pero una serie de eventos sobrenaturales y tormentas inquietantes parecían insistir en un destino diferente.

    En un momento de claridad, el pescador finalmente capituló, ante la voluntad de un poder superior. Depositó la imagen en la desolada Capilla del Baluarte del Rey en Santa Pola, un santuario modesto que, con el tiempo, se convertiría en el epicentro de una devoción inquebrantable.


    Desde entonces, la Capilla de la Virgen de Loreto se erige como un faro de esperanza y protección, acogiendo a los devotos y a los corazones necesitados de consuelo. La historia de la travesía de la Virgen, impregnada de misterio y sacrificio, se convierte en un recordatorio eterno de la fe que trasciende los límites de la comprensión humana y despierta la conciencia de la presencia trascendental en los rincones más oscuros de la existencia.


Alonso Artuán



 



Alonso Artuán




Es un hombre de aspecto maduro. Su edad es indefinida a causa de su prematura canosidad.

Su carácter, hace que no soporte la mentira, y se forjó bajo la influencia de su abuelo Bosco, hombre que lo crio desde que sus padres murieron en un accidente, cuando él era niño.

Alonso siempre admiró a su abuelo y siguió sus pasos en el estudio de los escritos antiguos, llegando a ser un experto en el campo de la paleografía. 

Se trasladó a Barcelona para trabajar en el Asociación Española de Paleografía y Diplomática en Barcelona, donde se ganó el respeto de sus colegas.

Su vida era tranquila y rutinaria, hasta que, donde se ganó el respeto de sus colegas. 

Su vida era tranquila y rutinaria, hasta que, al regresar a su ciudad natal, Elche, de vacaciones, Alonso se encontró con la sorpresa, de que su abuelo estaba gravemente enfermo, falleciendo al poco de llevarlo al hospital. 

Es así, como supo que su abuelo le había dejado una extraña herencia: una serie de pistas que lo conducirán a descubrir un secreto familiar oculto durante décadas.















¡Descubre la historia de la Torre del Cap de L´Aljub y su papel en la defensa contra los piratas berberiscos!


 





La Torre del Cap de L´Aljub es una torre-vigía de costa de época islámica construida en el año 1337, y se le concedió licencia al concejo de Elche para construirla. La torre originaria se encontraba muy cerca del aljibe que se halla en el patio de armas de la fortaleza, y se construyó antes que la propia torre, dando así nombre a la misma: Torre del Cabo del Aljibe (en valenciano, Torre del Cap de L´Aljub). En el año 1406, el rey Pedro donó la torre a D. Pedro Esteban, vecino de Elche.


Originalmente, entre la construcción de las numerosas torres-vigía de costa de época islámica, una de ellas, se situó en lo que hoy es el llamado Baluarte del Rey del propio castillo. Esta torre fue llamada Torre del Cap de l´Aljub, de fábrica almohade, al igual que otras de la comarca del Camp de Elx y la propia costa, y que iremos presentando en el futuro. Entre las de costa cabe citar la Torre de Tamarit, la Torre de Escaleta, la Torre del Carabasí y la Torre Talayola.


La Torre del Cap de L´Aljub de Elche fue construido originalmente como una torre-vigía de costa de época islámica en el año 1337. Durante los siglos XV y XVI, este baluarte sirvió como defensa contra los piratas y corsarios que desembarcaban en las playas cercanas y atacaban los enclaves que rodeaban la torre. La torre estaba guardada por un alcaide y tres soldados a lo sumo. Los piratas berberiscos capturaban buques y sometían al pillaje a la costa, apoderándose de objetos, alimentos y esclavos. Esta actividad última supuso una grave tensión entre los habitantes ya que uno de sus mayores temores era caer cautivo de los piratas y acabar en la plaza de Argel en el norte de África, cuartel general de los corsarios y berberiscos.


La construcción del castillo-fortaleza dio pie al actual Castillo de Santa Pola. Con su construcción, la función defensiva tomó un nuevo auge ya que la artillería garantizaba su funcionamiento como puerto mercantil, pesquero y militar al mismo tiempo. Veinte años más tarde, Felipe II mandó reforzar la fortificación a instancias del virrey de Valencia, Vespasiano González. Esto se produjo en el año 1578.


En 1784, el castillo-fortaleza pasó a la corona y en esta conmemoración se colocó sobre la puerta el escudo que porta las armas reales de la Casa de Borbón. Años después, en 1806, el recinto comienza un estado paulatino de abandono y en 1855 se da orden de demolición de la fortaleza. Sin embargo, el pueblo de Santa Pola solicitó al rey su cesión en interés de convertirlo en iglesia parroquial y acoger la Aduana de la ciudad. Esta cesión fue efectiva el 13 de septiembre de 1859. La corporación realizó poco a poco su reconstrucción y remozamiento, habiendo sido convertido en dependencias consistoriales y acogido en su interior el actual Museo del Mar.