Resguardo de la Costa: La Respuesta a los Asaltos Piratas en el Siglo XVI







Desde la época romana, siendo emperador Julio César, se conoce la existencia de los piratas berberiscos en el mar mediterráneo. Estos procedían del norte de África y su única misión era la de abordar buques y saquear los pueblos costeros.

La historia de las torres vigías ilicitanas es fascinante, ya que se remonta a la llegada de un barco berberisco liderado por Salah Rais en el año 1552. Este barco arribó a la costa ilicitana cerca de la playa del Pinet, y debido a la falta de vigilancia por parte de los guardias, los contrabandistas pudieron cruzar la albufera durante la noche y evitar los controles impuestos por el marqués de Elche. Desembarcaron rápidamente y se adentraron en la villa ilicitana. A pesar de intentar asaltarla, pero no consiguiéndolo. Pero, aun así, lograron capturar un importante botín en bienes y personas. Este suceso fue el que motivó la construcción de las torres, como medida de defensa ante futuros ataques.

Resulta fascinante observar cómo la historia de un lugar, puede estar estrechamente vinculada a su arquitectura y a los acontecimientos que tuvieron lugar en él. Las torres vigías ilicitanas son un claro ejemplo de esto, y es fundamental conocer su origen para comprender su valor histórico y cultural.

La creación del Resguardo de la Costa, fue una respuesta por parte de las autoridades y las clases altas, ante los ataques de piratas en las costas de la huerta ilicitana, en 1550. Esta institución se encargó de establecer una red de alerta y prevención, para proteger los enclaves costeros y los recintos urbanos de futuros ataques. Como el del pirata Dragut, quien trabajaba para los turcos, y asolaba las costas donde las defensas eran más débiles.

Estas torres estaban dispuestas en una línea desde la costa hasta la ciudad, de modo que siempre se podían ver otras dos torres, desde una de ellas. En caso de un ataque, se encenderían para avisar a la torre más cercana y así, sucesivamente hasta que el mensaje llegara a la ciudad de Elche.

La responsabilidad de su custodia recaía en cuatro atajadores: dos a pie, encargados de realizar una vigilancia constante, y dos a caballo, encargados de controlar el trayecto entre dos torres, como la comunicación y la solicitud de ayuda. Tanto la Torre d'escaletes como la Atalayola (actual Faro) contaban con guardias a pie, pero no a caballo, por lo que la función de enlace era realizada por los dos atajadores del castillo.

Las Torres Vigía fueron erigidas durante el reinado de Felipe II.

Debido a estas razones, las autoridades tomaron la decisión de proteger la costa de Elche y su área urbana, así como su huerta, mediante la construcción de un sistema defensivo para estar preparados ante los ataques de los moriscos. Se erigieron una serie de torres de defensa con el objetivo de detener los ataques de los piratas. Se estableció un sistema a lo largo de la huerta y la costa de Elche con varias torres de vigilancia, entre las cuales destacaron Ressemblanc, Vaíllos, Palombar, Carrús, Asprillas, Estaña y Gaitán. Estas torres se unieron a las costeras de Tamarit, Pinet, d'Escaletes, Talayola y la del Altet, formando así el sistema defensivo adyacente a la ciudad de Elche y a la fortaleza de Santa Pola. 

Todo esto fue posible gracias al experto ingeniero italiano, Giovanni Baptista Antonelli, en el año 1.562.