LOS GUARDIANES DE MARIA -INTRODUCCIÓN

 




En esta emocionante introducción, exploraremos cómo Elche, una ciudad bimilenaria, se ve erige majestuosa como un antiguo santuario de memorias, donde las huellas de civilizaciones olvidadas ondean en sus callejones. Su identidad enigmática se revela lentamente a través de mitos y leyendas que se desvanecen en la penumbra.




 Sumérgete con nosotros en los festivales centenarios, donde la historia cobra vida, danzando con los ecos de pobladores, moros y cristianos, cada uno resguardando secretos sepultados por los siglos. ¿Qué misterios se ocultan tras las enigmáticas máscaras que despiertan nuestra curiosidad?

  Pero el verdadero clímax del misterio se desvela ante la dulce figura de la Virgen de la Asunción, cuyo origen se oculta en los velos del tiempo, desafiando toda lógica y envolviéndola en un halo místico que cautiva los corazones de los ilicitanos.

 Únete a nosotros en esta fascinante odisea literaria, donde el autor, poseído por una insaciable curiosidad, se embarca en un viaje en busca de respuestas. Descubre cómo Elche, como un rompecabezas eterno, guarda pacientemente a que se encuentran las piezas ocultas entre los recuperados del pasado.

 Así que, si eres amante del misterio, la historia y la literatura, ¡no puedes perderte este emocionante viaje! Acompáñanos en esta travesía en busca de secretos ancestrales sepultados en los anales del tiempo, donde el velo de lo desconocido se alza y la escritura forja la llave para desvelar los misterios ocultos en las sombras de la eternidad.

 No olvides suscribirte para no perderte ninguno de nuestros emocionantes episodios mientras exploramos los enigmas de Elche. ¡Comencemos esta fascinante exploración juntos!

Elche. Madrugada del 29 de diciembre del Año 1370

 

Los Guardianes de María: Un Relato Épico de Misterio y Aventura en Elche









 ¡Embárcate en una emocionante odisea literaria en Elche con "Los Guardianes de María”!  

 Descubre los secretos ancestrales que residen en cada rincón de esta misteriosa ciudad bimilenaria, donde las huellas de civilizaciones olvidadas se entrelazan con hilos ancestrales.

 En festivales centenarios, la historia danza en una coreografía enigmática, y los pobladores, moros y cristianos, resguardan secretos milenarios bajo un velo de misterio.   La trama alcanza su punto culminante cuando nuestros valientes protagonistas descubren el camino que les llevará a una serie de circunstancias perdidas en los misteriosos velos del tiempo.

 Únete a esta asombrosa aventura literaria que desentrañará los enigmas sepultados en el polvo de los siglos, mientras Elche se convierte en un rompecabezas eterno, con piezas perdidas que esperan pacientemente ser halladas y revelar su significado.

 Sumérgete en este relato épico lleno de intriga, emoción y descubrimientos asombrosos. 

 ¡No te pierdas esta fascinante exploración en busca de la verdad oculta en las sombras de la eternidad!


El Legado: La Herencia del Misterio.






Adéntrate en una emocionante búsqueda a en el 'Legado: La herencia del Misterio'.

Un hombre, una herencia, una fortuna y un secreto que lo embarcará en un enigma profundo.

Descubre los giros inesperados y las emociones que te mantendrán al borde de tu asiento

¿Qué significa estas en el 'camino correcto?

¿Qué oculta esta misteriosa herencia y que sorpresas le deparan?
 

Enigma del Amanecer: El Arca de la Señora






 




Este fragmento literario nos introduce a un escenario misterioso y evocador en el que el amanecer del año 1370 cobra vida. El autor, hábilmente, plantea una figura enigmática que observa desde las sombras, despertando la curiosidad del lector desde el principio. Los ropajes desalinizados de la figura contrastan con su esencia, una contradicción intrigante que establece la base para la inmersión en un relato fascinante.

 

La narrativa nos guía con maestría a través de cada detalle, especialmente hacia la dualidad de apariencias que rodea a esta figura. Su aura caballeresca se entrelaza con la fatiga que se refleja en su rostro, una chispa de alegría en sus ojos añadiendo un matiz de misterio. Esta presentación inicial establece una conexión con el protagonista y su motivación, mientras también plantea una serie de incógnitas en torno a su identidad y objetivos.

 

El autor aprovecha con habilidad los elementos visuales para crear una atmósfera palpable. La figura emerge de las sombras en la costa de Levante, acentuando la idea de lo oculto y lo desconocido. La misteriosa arca actúa como un símbolo de intriga, ofreciendo un enigma que captura la imaginación del lector. La imagen de una "hermosa señora, coronada, tumbada en ella, como si durmiera" desencadena una cascada de emociones y controversias, consolidando aún más la conexión entre el observador y su misterioso descubrimiento.

 

La emotividad se infunde a lo largo del texto, permitiéndonos sentir la ternura y los desafíos que el protagonista ha experimentado junto a esta figura coronada. El momento de interacción entre el protagonista y el objeto rectangular envuelto en piel revela la profundidad de su compromiso y la urgencia de proteger este misterio ancestral. Las inscripciones en el arca añaden un toque de antigüedad y ritual, presentan una conexión con una época lejana y un propósito profundo.

 

La narrativa culmina en una serie de decisiones con una carga de significado. El protagonista, decidido y con una daga en mano, graba algo en la tapa del arca, insinuando un acto de devoción y una conexión más profunda con la "Señora" coronada. La mención de las inscripciones "CIYA" y su significado revelado como "SOY PARA ELIG" agrega una capa adicional de misterio y finaliza el fragmento con una nota de anticipación.

 

En resumen, este fragmento literario es un ejemplo magistral de cómo un autor puede tejer intriga y misterio en cada palabra. La narrativa envolvente, la caracterización cuidadosa y el uso simbólico de elementos visuales se combinan para crear un escenario enigmático que cautiva al lector y lo insta a seguir explorando las profundidades de este viaje en el tiempo hacia el corazón del misterio.


Los Guardianes de María: El Hotel Huerto del Cura


 






Adéntrate en el enigma de Los Guardianes de María", una fascinante historia llena de misterio, legados familiares y secretos profundos, ambientada en el escenario pintoresco del Mediterráneo.

 

Cuando Alonso regresa a su encantadora ciudad natal de Elche, no espera encontrarse con un último encuentro con su abuelo, quien, sumido en la enfermedad, lo deja con una serie de enigmáticas premisas. Un misterioso sobre que lo sumerge en un intrincado enigma que su abuelo ha mantenido celosamente oculto.

 

A medida que Alonso desentraña las páginas amarillentas del diario, se embarca en un viaje que lo lleva al corazón del enigma y a una verdad que podría alterar su vida para siempre. ¿Qué secretos insondables se ocultan en las palabras de su abuelo? ¿Cuál es la conexión entre libro y la historia de su familia?

 

Únete a nosotros mientras exploramos los misterios enterrados en este relato emocionante y enigmático. ¿Te atreves a desvelar los secretos que solo el tiempo revelará? ¡Suscríbete y descúbrelo ‘Los Guardianes de María'!


Intrigas y Misterios en el Cap del Aljub: Historia del Siglo XIV


 






Este capítulo nos lleva a un viaje fascinante a través del tiempo y el misterio en un escenario histórico cautivador. Desde las primeras líneas, el lector se encuentra inmerso en un mundo lleno de enigmas y secretos por descubrir. La ambientación histórica en el año 1370 en el Cap del Aljub (anteriormente conocido como Alllub) es palpable y auténtica, lo que crea una atmósfera rica y vívida que transporta al lector al pasado.

 

El autor utiliza una narrativa evocadora que pinta con maestría el paisaje y la situación en la que se encuentra el personaje principal, herido y desorientado. Las descripciones detalladas permiten al lector visualizar claramente el entorno, sentir la tensión en el aire y experimentar las emociones del protagonista.

 

El misterio se va tejiendo hábilmente a medida que se introducen elementos como la Torre Fortaleza, las incursiones de piratas y bandoleros, y la misteriosa caja envuelta en piel. Estos elementos generan preguntas intrigantes sobre el contexto y los personajes, manteniendo la curiosidad del lector en todo momento. La aparición de la joven de tez morena agrega un elemento adicional de misterio y anticipación, dejando al lector ansioso por descubrir su papel en la trama y cómo se relaciona con el protagonista herido.

 

En resumen, "Intrigas y Misterios en el Cap del Aljub: Historia del Siglo XIV" es un comienzo intrigante y cautivador para una historia llena de potencial y enigmas por desvelar. Invita al lector a embarcarse en un viaje en el tiempo lleno de secretos ocultos y aventuras emocionantes. Este capítulo promete una narrativa histórica rica en detalles y misterio, que seguramente mantendrá a los lectores intrigados de principio a fin.


Los Misterios Revelados: El Diario de Bosco Artuán









 




    La trama alcanza su apogeo, revelando intrigas y emociones que capturan la esencia misma del legado de Bosco Artuán. Sumérgete en un remolino de revelaciones mientras el protagonista se sumerge más profundamente en el misterioso diario de su antepasado. La narrativa fluye con una gracia cautivadora, transportándote a través de un mundo donde el pasado y el presente se entrelazan en una danza fascinante de secretos desenterrados.


    Entre el hotel ‘Huerto del Cura’ y los paisajes pintorescos de un verano en Elche, la inquietante verdad comienza a tomar forma, tejiendo un velo de intriga que envuelve al lector en un suspenso palpable. A medida que la historia se despliega, las líneas borrosas entre la felicidad aparente y la oscura inquietud se desdibujan, revelando una compleja red de misterios y conexiones emocionales profundamente arraigadas.


    Cada revelación despierta una nueva capa de la historia familiar, desatando una cascada de emociones que se refleja en la narrativa, manteniendo al lector en vilo y despertando un intenso deseo por descubrir la verdad oculta entre las páginas del diario. Este cautivador capítulo no solo desvela los secretos que acechan en la oscuridad, sino que también invita al lector a sumergirse en un viaje emocional inolvidable, donde los misterios revelados destapan una intriga ancestral que perdura en el tiempo.



En el Camino de la Providencia: Miguel de Artuán y el Arca de las Azucenas


 








En esta séptima entrega de "Los Guardianes de María", el escritor nos guía con maestría a través de un capítulo que despliega una intrigante narrativa, teñida de misterio y emoción. El autor invita al lector a sumergirse en este cautivador episodio, donde la trama se desenvuelve con elegante fluidez, llevándonos por un viaje emocional que se entrelaza con la trascendental misión de Miguel de Artuán.

El entorno medieval cobra vida y se pinta con vívidas imágenes sensoriales. El sol tibio, los humedales se fusionan en una escena, que transporta al lector a una época llena de encanto y misterio. Esta cuidada construcción del escenario, provoca una inmersión profunda en la atmósfera medieval, donde la serenidad y la intriga coexisten de manera magistral.

La conexión entre los personajes, especialmente entre Miguel de Artuán y la familia Hinojosa, se intensifica en este capítulo. Francisco Hinojosa y su hijo Diego, protagonistas de este capítulo, añaden capas de autenticidad y humanidad a la trama. La hospitalidad y nobleza de los Hinojosa, contrastadas con la firmeza de Artuán, crean una dinámica fascinante que sostiene la narrativa.

El misterio del arca de las Azucenas en Tamarit, vuelve a ser el eje central de la trama, revelando su importancia a medida que avanza la historia. El escritor dosifica hábilmente la información, generando una intriga constante que mantiene al lector ávido de respuestas. La revelación de la frase en lemosín, "Soy para Illice", agrega un elemento simbólico que eleva la trama a un nivel más profundo, sugiriendo conexiones divinas y destinos entrelazados.

 

El autor, al igual que en el capítulo anterior, emplea una perspectiva reflexiva, esta vez encarnada en Miguel de Artuán. La intensa tensión emocional que experimenta el caballero, sumergido en la travesía de proteger la caja sagrada, se plasma con maestría. Este enfoque invita al lector a conectarse emocionalmente con los protagonistas y compartir su deseo de desentrañar los misterios que los rodean.


En resumen, en este capítulo emerge como un episodio fascinante, que combina hábilmente la intriga, la exploración emocional y la conexión con lo divino. El escritor ha tejido una obra que no solo narra una historia, sino que invita al lector a sumergirse en un universo donde la providencia guía los destinos, y donde los secretos de "Los Guardianes de María", esperan ser descubiertos. Y va prometiendo, un viaje revelador hacia la verdad oculta y consolidar la obra como una experiencia literaria cautivadora e inolvidable.


CAPÍTULO 7. LOS GUARDIANES DE MARÍA




 



Mediodía 

28 de diciembre del año 1370    





¡Isabel! - se oyó una voz ronca que llegaba desde fuera de la casa.

    El portón se abrió, dejando entrar tibios rayos de sol junto a un hombre con abundantes canas. Tras él un muchacho joven y barbilampiño le seguía portando una taleguilla.

     Los dos se sorprendieron al ver al hombre sentado en el taburete. El más joven se dirigió hacia el patio mientras el mayor empezó a hablar en un taburete cercano a él.

    - ¡Hombre! Me alegro que se haya recuperado tan pronto. Entre los humedales parecía usted bastante mal trecho. ¡Menudo susto nos dio a mi hijo y a mí! -dijo el hombre y agregó. - Se nota que es usted un hombre fuerte.

    -Gracias. -contestó el hombre cortésmente. - Estoy profundamente agradecido por lo que han hecho por mí.

    -Bueno, no se preocupe, después de ver la sangre que perdió ya es suficiente satisfacción de verlo levantado de la cama. Si todo va bien en un par de días podrá estar completamente bien. A propósito, no me he presentado. Me llamo Francisco Hinojosa y aquel que viene del patio es mi hijo Diego. Él fue quien lo encontró, cuando iba a recuperar unas trampas. Y a mi hija Isabel ya la conoce.

    -Soy Miguel de Artuán, noble y caballero, solo puedo decirles esto por el momento.

    - ¿Cómo tampoco nos podrá decir que es lo que hacía allí?

    -No ya le he dicho que no. Pero si que les digo que es algo muy importante y por todo lo que han hecho serán recompensados.

    -Vamos señor Artuán, que no fue para tanto. Somos gente sencilla y lo hubiéramos hecho por cualquiera en su estado. -dijo Hinojosa al tiempo que su hijo movía afirmativamente la cabeza. - Lo único que me ronda la cabeza es el hecho de que hacía de esa guisa en los humedales porque creo que al meterlo en mi casa tengo ese derecho.

    -Lo entiendo. Pero le repito, que solo puedo decirles que estaba allí por una caja envuelta en piel que llevaba en mi pecho.

    - ¿Una caja en vuelta en piel? - dijo Juan Hinojosa sorprendido.

    -Sí, una caja muy especial. La cual era mi deber protegerla aún a costa de mi vida. - Y Miguel de Artuán preguntó-. ¿No la vieron cuando me recogieron de allí?

    Hinojosa negó con la cabeza y se dirigió con la mirada a su hijo.

     -Fue el primero en encontrarlo ¿Verdad Diego? -y le preguntó directamente. - ¿Viste algo parecido a lo que está diciendo el señor Artuán, hijo?

      -No padre, no vi nada. Sabe que me puse bastante nervioso al verlo pues en un principio lo creí muerto y fui corriendo hasta usted, para advertirlo.

    -Como ve, no sabemos nada de la caja de que habla.

    Hinojosa vio entonces la mueca de contrariedad de Miguel de Artuán.

    -Pero no se preocupe. - Continuó diciendo. - Mañana si se encuentra mejor iremos los tres al sitio donde lo encontramos y la buscaremos, pues si dice que la llevaba, allí debe estar. Es probable que se le cayera poco antes de perder el conocimiento.

      Miguel de Artuán con esas palabras se tranquilizó. Aunque sintió que la angustia de días pasados empezaba de nuevo a hacer mella en él.







     Los rayos del sol se reflejaban en los humedales, devolviéndolos convertidos en finos hilos de oro. Miguel de Artuán se había sentado en un banco hecho con un tronco de palmera. Estaba dispuesto en dirección a los humedales. Había preferido dejar a la familia Hinojosa seguir con sus labores cotidianas. Se sentía como el invitado forzoso que era y con el agravante de que estaba herido. Pero había tomado la decisión de aceptar la invitación de Juan Hinojosa de ir a los humedales para tratar de recuperar la caja, eso lo tranquilizó.

    Unas voces le sacaron de sus pensamientos. Volvió la cabeza y vio a Isabel junto a su padre que se acercaban hablando animadamente.

   -Padre. -Oyó que decía Isabel. - Cuéntale al señor Artuán, lo que ha pasado en las Azucenas.

    -Tranquila hija mía. -Le contestó con una carcajada. - Espera que llegue hasta el banco y me siente. Estoy ya mayor para seguir tu ritmo.

  Buscó acomodo en el banco que se encontraba Miguel. Miró a su alrededor y vio a su hijo que se afanaba en sus labores. Estaba preparando las trampas y aparejos para el día siguiente.

     -Aunque les digas que no lo hagan, que descansen. No lo hacen. No paran nunca, Artuán. Me siento muy orgulloso de ellos.

     -Venga, padre, cuéntelo otra vez. -le cortó Isabel.

    -Esta bien, pero a lo mejor no está el Sr. Artuán para historias.

    -Cuéntelo, Sr. Hinojosa, será un honor escucharlo. -contestó Miguel de Artuán.

     -Bien, pues empezaré diciendo que después de haberlo dejado aquí. Hemos ido mi hijo y yo a Illice con la intención de comerciar como todos los días. Pero hoy nos hemos encontrado con un gran revuelo. Entre corrillos la gente decía que uno de los guardacostas. Un tal Francesc Cantó. Se había encontrado un arca en las Azucenas la cual llevaba, como pudimos comprobar después, la imagen de una virgen. Cantó entonces se dirigió a Illice con la nueva y a media mañana estaban de vuelta con el regidor y demás autoridades comprobando la veracidad del hecho. La noticia se corrió como la pólvora. Cuando llegamos mi hijo y yo, había ya una gran multitud de curiosos que como nosotros nos habíamos acercado a verla. También se habían acercado los de Alicante y hasta el mismísimo obispo de Orihuela. Y allí en el centro de la multitud se encontraban estos en una acalorada discusión. Ya que todos tenían sus razones para querer tener la imagen. Pero de entre todos, un arriero que había allí, les propuso algo que a todos les pareció bien. Poner el arca en el carro de bueyes. Y si la providencia era la que la había traído aquí que fuera ella la que decidiera donde debía estar. Pues si había decidido aparecer en las Azucenas de Tamarit, también decidiría a donde querría estar. Así lo hicieron, pusieron el arca en el carro y tapándole los ojos a las bestias le dieron vueltas hasta desorientarlos. - Hinojosa hizo una pausa para ver, divertido, las caras de su hija y de Miguel.

          - Sigue, padre. Por favor.

         - Pues nada. Los bueyes eligieron una dirección. Y eso que lo probó hasta cuatro o cinco veces. Y aún poniéndolos de distintas formas y maneras.

          - ¿Qué dirección? - Preguntó lleno de curiosidad Miguel de Artuán.

          - Illice, sr. Artuán.- después de un breve silencio, continuó:

        - Siempre terminaban dirigiéndose allí. Luego, el Justicia Mayor de Illice les hizo caer en cuenta que, en la tapa, había grabado la frase en lemosín.


          - ¿Y qué frase era?-Volvió a preguntar Miguel de Artuán.

         - Soy para Illice. 

 

        Miguel de Artuán sonrió. La señora estaba ya en casa. Todo lo que había escuchado le llenó de paz, porque sabía que volvería a encontrar la caja. Porque aquel era su destino.









Fin Capítulo 7




Entre Palmeras y Peligros: El Misterio sin Respuestas


 





En la melódica sinfonía de junio de 2008, el Hotel Huerto del Cura, abrazado por el palmeral de Elche, se transforma en el escenario de un giro inesperado para Alonso. Él, protagonista de una trama que fusiona la exuberancia botánica con la intriga de un robo inusual. Este capítulo resalta la maestría del autor al entrelazar notas emocionales y misterios en un entorno encantador, creando así una experiencia literaria fascinante que se asemeja a una armonía bien compuesta.

 

La conexión emocional de Alonso con Elche, en especial con el Huerto del Cura, se revela a través de una detallada descripción de su admiración por la vegetación y la única "Palmera Imperial". La amalgama de la historia local con las vivencias personales de Alonso establece un vínculo emocional que anticipa el conflicto que se avecina, como un crescendo en la narrativa.

 

El descubrimiento impactante en el bungalow de Alonso agrega capas de intriga a la trama. La escena caótica y la puerta forzada evocan una sensación palpable de peligro y urgencia, como una percusión acelerada. La inclusión del bloc de notas del abuelo como un hallazgo crucial añade un elemento simbólico, conectando el pasado de Alonso con el presente tumultuoso, como un leitmotiv que resuena a lo largo de la trama.

 

La narrativa se sumerge en los pensamientos de Alonso, ofreciendo una ventana a sus emociones y reflexiones, como un suave adagio que contrasta con los momentos de intensidad. La mención de su futura visita al abogado Juan Campos insinúa una conexión más profunda con los eventos en curso, dejando espacio para el desarrollo del personaje y la revelación de detalles cruciales, como variaciones en la partitura.

 

La habilidad magistral del autor para generar suspenso se refleja en la llamada de Alonso a la recepción y su posterior solicitud de intervención policial. La ruptura del teléfono agrega una capa adicional de tensión, simbolizando la desconexión de Alonso con la ayuda externa y sembrando incertidumbre sobre las consecuencias futuras, como un silencio repentino en la composición.

 

El capítulo culmina con una serie de incógnitas sin respuestas, dejando al lector en vilo y creando expectativas para los acontecimientos venideros, como un acorde disonante que deja la melodía inconclusa. Este enfoque en la incertidumbre y la curiosidad contribuye a la calidad narrativa del capítulo, manteniendo la atención y el interés del lector en vilo entre las palmeras de Elche, como una partitura que invita a seguir explorando los misterios entre las notas.


CAPÍTULO 8. LOS GUARDIANES DE MARÍA




 


   Junio de 2008

    HOTEL HUERTO DEL CURA 

- Parte III -

ELCHE


Alonso había decidido ir a comer al restaurante, que había junto al hotel Huerto del Cura, “Els Capellans”. Después de una frugal comida, salió con paso decidido en dirección a la puerta que había al otro lado de la calzada.



   El Huerto del Cura es un lugar, ubicado en el corazón del palmeral de Elche, en el que se puede disfrutar de sus casi mil palmeras, así como gran cantidad de especies botánicas, mediterráneas y tropicales, que conforman un entorno de gran belleza.  


    Las primeras noticias que se tienen del huerto del Cura, datan de 1846. Cuando era simplemente un huerto familiar, arrendado a Don Andrés Castaño Peral, quien más tarde lo compra y a su muerte lo heredan sus hijos, quedándose a vivir uno de ellos, que era sacerdote, recibiendo a partir de entonces, la denominación de "Huerto del Capellán". A la muerte de José Castaño, el sacerdote, los terrenos fueron adquiridos en 1919, por Don Juan Orst Miralles, quien realizó numerosas mejoras en el huerto. Ya en esas fechas, el huerto era ampliamente conocido y de obligada visita para todo el que viajaba a Elche, adquiriendo mucha popularidad, tomando el nombre de "Huerto del Cura".

    Alonso paseaba despacio, admirando la colección de palmáceas, que como pudo ir comprobando, procedían de todos los lugares del mundo, fascinado por su singularidad y variedad. Éstas, rodean los estanques, rocallas y paseos que, junto a la espléndida colección de cactáceas, que han sido adaptadas al clima mediterráneo, componían un verdadero panorama.

     Se detuvo ante una extraña palmera. Y sintió su magnificencia. del tronco de la misma salían ocho palmeras. sabía que estaba frente a un símbolo cultural de Elche. La había visto en infinidad de ocasiones, pero siempre había sido en fotografía. Aun cuando había ido en infinidad de ocasiones al Parque Municipal, nunca había estado en el Huerto del Cura. Siempre que pensó en hacerlo, le salió algo, para tener que posponerlo. Sintió algo dentro de él, difícil de explicar, era una mezcla de felicidad y orgullo, que le hacía sentirse más vinculado, sin saber el porqué, a la ciudad. 

     Todo esto le hizo recordar, el porqué del nombre. La Reina Victoria, más conocida por la Emperatriz Sisí, en una visita que realizó a Elche, fue al Huerto y al verla exclamó:

 “Es digna de un Imperio”. 


       Y desde entonces, esta inigualable palmera, pasó a llamarse así:

 PALMERA IMPERIAL

      Se dirigió a la salida, pasando de nuevo por la casa del Cura. Vio el vistoso porche, mantenido en vez de columnas, por troncos de palmera y recordó que allí se había compuesto en una tarde, “AROMAS ILICITANOS”, una habanera que la lleva el ilicitano de pro, grabado en su corazón.

        Un grupo de turistas, que entraban y salían con sus cámaras en ristre, mientras que la casa, que se había convertido en una tienda de souvenirs, la mayoría se afanaba con indecisión, en comprar el recuerdo de última hora.

      Volvía a sentirse bien, deshizo sus pasos para encontrarse rápidamente, en la entrada del hotel. Su cabeza empezaba a pensar más serenamente, en todo lo sucedido. Realmente el paseo le había sentado bien.

             Se dirigió por el sendero a su bungalow. Pensaba en ir a hacerle una visita al abogado Juan Campos, ya que su oficina no quedaba lejos de allí. Así recogería las cosas que le dejó su abuelo y, podría valorar mejor, lo que tenía que hacer.

      Ensimismado en sus pensamientos, metió la mano en su bolsillo sacando la llave. Al ir a introducirla en la cerradura, se dio cuenta que esta había sido forzada. Empujó la puerta con cautela, con la punta de los dedos, haciendo que se abriera despacio, y se enfrentó a un paisaje desolador. Todo estaba revuelto, hasta el colchón lo habían destrozado. Las maletas aparecían en un rincón, tiradas y deshechas. Era como si buscaran algo, y les hubiera dado rabia el no encontrarlo. Entonces, se metió la mano en el bolsillo de su chaqueta, y tocó la suave piel del bloc de notas de su abuelo. 

 ¿Sería posible?.

Rápidamente buscó el teléfono. Se encontraba tirado, dando como gemido, un sordo e intermitente tono. Lo recogió y marcó el número de recepción. Esperó a que le hablaran y dijo:

- ¿Recepción?

-…

-Le llamo del Bungalow 4. Por favor avise a la policía, creo que alguien ha entrado a robar,  está todo revuelto.

-…

-Sí gracias, estoy bien. -Y colgó.









Fin del Capítulo 8

Sombras y Acero: La Danza de las Espadas


 





Entre las sombras de un entramado medieval, donde el eco de las espadas resuena, se desarrolla una historia envuelta en misterio y conspiración. Miguel de Artuán, un héroe cuya valentía se forja en las batallas internas de su alma, se ve envuelto en una búsqueda desesperada de un tesoro perdido que promete cambiar el curso de la historia.

 

La trama se teje con la maestría de una pluma que conoce los secretos de la moralidad medieval, donde las lealtades se ponen a prueba y las sombras ocultan oscuros designios. Entre las sombras, emergen los enigmáticos Caballeros Blancos, cuya llegada desata una danza macabra de intrigas y enfrentamientos épicos.

 

Cada choque de espadas es más que un simple enfrentamiento físico; es la manifestación de destinos entrelazados y motivos ocultos que se entremezclan en un tapiz narrativo tan complejo como las políticas de la corte de un reino medieval. Las descripciones meticulosas de los escenarios y encuentros añaden capas de realismo, sumergiendo al lector en un mundo saturado de peligro y desafío.

 

Pero la verdadera intriga reside en los corazones de los personajes, donde se esconden verdades que resplandecen como joyas ocultas en la penumbra. Miguel de Artuán, con sus luchas internas y lealtades divididas, se convierte en el epicentro de una confrontación que va más allá de las simples batallas de acero.

 

En este juego de sombras y aceros, el lector se ve arrastrado a un duelo literario donde cada página es un compás que desentraña la trama, revelando un trasfondo de motivos oscuros y destinos entrecruzados. La narrativa transporta al lector a un mundo donde la intriga acecha en cada esquina y donde la verdadera batalla se libra en el corazón de los personajes.






CAPÍTULO 9. LOS GUARDIANES DE MARÍA

 




30 de Diciembre del año 1370

¿Dónde está la caja?



  Al alba, Francisco Hinojosa y su hijo llevaron a Miguel de Artuán al lugar donde lo habían encontrado. Vio el carrizo chafado a causa del peso de su cuerpo y algunas gotas de sangre seca que quedaba en el. Diego le explicó como lo había encontrado y de qué manera estaba colocado. Miguel de Artuán lo miraba todo con sumo interés. Se dispusieron a buscar después de que Miguel les explicara cómo era el objeto que estaban buscando. Al principio padre e hijo se pusieron con él, ayudándole, pero conforme pasaba el tiempo y avanzaba la mañana el pesimismo empezó a contagiarlos. Francisco se excusó con Miguel diciendo que debían seguir con su tarea diaria. El hizo un gesto de asentimiento viendo como padre e hijo se perdía entre el carrizo.


     Miguel de Artuán se sentó en un pequeño montículo. Se preguntaba si no había sido víctima de un engaño, si padre e hijo no se habrían quedado con la caja a la espera de conocer su contenido. Y su pesar era cada vez más grande porque al mostrar su interés por ella lógicamente le estaba dando el valor que ellos esperaban. Se lo negó con la cabeza, había algo en él que le hacía creer en la sinceridad de Francisco Hinojosa. 

                 Y luego, estaba Diego, sonrió, tranquilizándole. Desde que lo vio supo que su padre tenía razón. El muchacho sólo tenía ojos para agradarle, ya fuera en la caza como en los quehaceres cotidianos, afanándose para que su padre se sintiera orgulloso de él.  Decidió volver a la casa, al día siguiente volvería solo y desandaría lo que caminó la noche anterior, quizás así y un poco de suerte la recuperaría.






El relincho de unos caballos, alertó a Miguel de Artuán, cuando se disponía a salir de entre los carrizales, para dirigirse a la casa. Desde su situación, la veía en toda su amplitud. Había tres caballos hocinos, altos y fuertes, eran caballos usados por los soldados en la reconquista.

                - ¿Soldados? -. pensó Miguel.

Una mezcla de gritos y risas, le hicieron mirar hacia la puerta de la casa. En ella pudo distinguir a Diego, tirado en el suelo inmóvil. La puerta se abrió de golpe y vio salir, a Francisco Hinojosa, a volandas en la dirección, en donde se encontraba su hijo, mientras un soldado salía por ella. Hinojosa vio a su hijo tirado allí y se movió, entre sollozos, tratando de cogerlo entre sus brazos. 

La ira llenó a Miguel de Artuán, su mano fue mecánicamente, donde debía estar su espada. Se maldijo de no habérsela pedido a Isabel. Pero de todas formas ¿Cómo iba a pensar que tan lejos de su destino, esto pudiera suceder? Y sobre todo tan pronto.

Ya tenía la certeza, de que le estaban siguiendo muy de cerca.

     Se movió, buscando la parte trasera de la casa. Sus movimientos eran casi felinos, sus músculos en tensión, hacían que la dificultad de andar entre los carrizales, no hiciera mella en él, como ya lo había hecho antes. Pronto estuvo en la parte trasera de la casa. Se veía claramente el tronco, en que habían estado sentados la tarde anterior, junto a Isabel y su padre. Le vino de pronto, la risa juvenil de Isabel, y la ira volvió a inundarlo.

          A su izquierda estaba el cobertizo, con la cocina y la leñera. Esperó unos segundos, hasta asegurarse que no había nadie, e inclinándose se dirigió a la carrera hasta allí. 

     Cuando estuvo en la leñera, oyó un estrépito dentro de la casa, seguido de los improperios de una voz femenina, entre las risotadas de un par de hombres. Debía darse prisa, sabía que sus vidas, dependían de él. Se afanó en mirar entre los leños, y se detuvo casi en el centro de ella, vio un pequeño trozo de tela, que salía de estos. Volvió a moverse deprisa. Fue sacándolos y los colocó con cuidado en el suelo. Le pareció una eternidad llegar hasta el trapo, pero pronto, lo tuvo delante de él. Lo que lo cubría, se definía perfectamente, era su espada. La cogió con rapidez, de un golpe quitó el trapo y la desenvainó, mirando la brillante hoja. En su cara apareció una sonrisa de aprobación, al sopesarla en su mano. Se dio la vuelta y con rapidez se dirigió a la puerta delantera. 

     El soldado estaba de frente, con los brazos distendidos, llevando la espada de forma relajada. Se sentía el amo y señor de la situación. Miguel de Artuán se fijó que, por la hoja de la espada, corría sangre mientras Francisco, de espaldas a él, caía de rodillas llevándose las manos al estómago, tratando de taparse la herida, mirando incrédulo al soldado.

                - ¡Asesino! -. logró dejar escapar Francisco, mientras caía de rodillas.

           El soldado le propinó una patada en el mentón, haciendo que cayera de espalda y quedara boca arriba, al lado de su hijo. Al levantar la cabeza, la cara del soldado se convirtió en una mueca de sorpresa. Miguel de Artuán se acercaba con decisión hasta él. Vio el reflejo de su espada y la decisión de matarlo en sus ojos. Sin pensarlo, levantó su espada con ambas manos, para asestarle un golpe mortal. Mas ya fue demasiado tarde, o su adversario era demasiado rápido, solo se lo dirían cuando llegara al infierno. Miguel de Artuán dio un rapidísimo giro sobre sí mismo, esquivando el tajo, mientras le mandaba un mandoble. El soldado incrédulo, como sí a cámara lenta se tratara, vio la acción de su adversario, como la espada giraba y se dirigía hacia su cuello, y luego…  la oscuridad.

                 Miguel corrió hacia Francisco Hinojosa sujetándole la cabeza.

                -Miguel... por Dios... –. Una burbuja de sangre salió de su boca-. Sálvela... Isabel....

                Sintió las manos de Hinojosa, que le aferraban con fuerza su camisa, mientras una tos de muerte le llegaba.

                  -Protéjala...

              -Lo juro Hinojosa. Por el cuerpo de su hijo que está ahí a su lado. - dijo Miguel arrastrando cada palabra.

                Entonces el viejo, le devolvió una sonrisa a la vez que, su cabeza giraba. Había muerto. Se incorporó y se dirigió hacia la puerta, dándole una feroz patada.





             El cuadro que vio Miguel de Artuán no le gustó nada.

 

        Isabel se encontraba tirada encima de la mesa, su ropa hecha jirones, mostraba sus carnes llenas de arañazos y moretones, a causa de la resistencia ofrecida ante esos desalmados. De su boca salía un hilo de sangre, pero no parecía preocuparle, ya que su concentración estaba, en retorcer su cuerpo en titánica lucha, por escapar de las garras de ese desalmado, mientras este, encima de ella reía del ímpetu de esta, en su lucha por librarse de él. El otro más alejado, estaba mirando la escena, con sus ojos llenos de lujuria. En ese momento se dirigía con acritud a la muchacha.

                  -Sabemos que Miguel de Artuán está aquí.

           -¡Irse al infierno! -. gritó Isabel, mientras golpeaba el pecho del soldado, en un intento de zafarse de él -. ¡No se dé que me estáis hablando!

                -No lo niegues. Sus ropas están ahí fuera tendidas. Son demasiado ostentosas, para unos desarrapados como vosotros -. dijo despectivamente el soldado -. Y teniendo en cuenta que él. no se separaría nunca de la caja, es evidente que continúa aquí. Así que, si no quieres pasar por algo peor que la muerte. ¡Habla! ¿Dónde está?

                - ¿Me buscáis cobardes? -. su voz sonó como un trueno en la habitación. -. ¡Dejad a la chica en paz! .

Los soldados se volvieron sin sorprenderse, el que había hablado, le miró cínicamente.

                -Parece que tu valentía, no está precedida por tu fama. Ha tenido que morir un viejo y un niño, para que te dejaras ver.

                Hasta Miguel de Artuán llegó el sollozo de Isabel, cuando oyó las palabras del soldado. Observó rápidamente como el soldado que sujetaba a Isabel, aflojaba la presión sobre ella.   Momento en el cual, ésta lo aprovechó para darle un empujón, y meterse en la pequeña habitación.

                -Eso mismo me dijo, vuestro compañero de ahí fuera, antes de morir... Me dijo también, que no se os olvidara, llevarle su cabeza -. Y haciendo una pausa continuó.-. Que os esperaría en las puertas del infierno, para así, poder entrar los tres juntos.

Los soldados borraron las sonrisas de sus rostros.

              -Sabes por qué estamos aquí, tienes algo que queremos, y nos lo vamos a llevar, te guste o no.

                -Lo mejor de todo, es que ellos, os dijeron la verdad. No la tengo. Pero como ya sabréis, si la tuviera, jamás se la daría nadie, y menos a dos Caballeros Blancos.

Los dos soldados se miraron sorprendidos. ¿Cómo sabía lo que eran?

                -Y mi pregunta es esta. ¿A quién le interesa tanto, para pagar a Caballeros Blancos a buscarla?

                -Eso no lo sabrás nunca. Pero, ¿Quieres hacernos creer, que después de todo lo que sabemos que has pasado, la has perdido?

                - Sí, es la pura verdad.

           -Has demostrado ser inteligente, adelantándote siempre, a nuestros planes. No nos quieras hacer creer, ahora, que solo te ha acompañado la suerte. No lo creeré, así que debes darnos la caja o...

                El espacio en que se encontraba era reducido, y eso le daba cierta ventaja, ya que sabía que no le atacarían los dos a la vez. Pero al ver al soldado más alejado, moviéndose en busca de un ángulo muerto, comprendió que debía buscar una pared, que le protegiera la espalda, sin perderlos de vista. Miguel de Artuán se dio cuenta, que debía ganar tiempo. Se movió unos pasos en busca de la pared, mientras hablaba.

          -Agradezco tus palabras, al creerme inteligente. Por eso sé que, aunque sois dos, no me mataréis. Porque yo también os considero inteligentes.

            - ¿Y porque crees que no te mataremos?

            -Porque si lo hacéis, nunca sabréis si verdaderamente la he perdido. Y ahí es donde yo os llevo ventaja, pues a mí me mueven otros intereses, distintos a los vuestros. Sé que desollaríais por una bolsa de oro. Por eso y porque sé, que lo voy a hacer yo. -contestó con seguridad. 

             - ¿Y qué supones que debemos hacer?    

              -Defenderos como mejor sepáis, porque para mí va a ser un alivio el limpiar el mundo, de unas alimañas como vosotros.

             El soldado que había buscado un ángulo muerto, pensando que Miguel se encontraba desprevenido, atacó. Miguel de Artuán, aunque había entrado con la espada desenvainada, ahora, se encontraban sus manos sobre la empuñadura, y la punta de esta, en el suelo formando una cruz brillante, de una forma que parecía relajada. El soldado siguió pensando que lo tenía todo a su favor, cualquier movimiento que hiciera su rival, lo sabría atajar. Miguel de Artuán lo vio venir, pero continuó inmóvil, hasta que el soldado alzó la espada. Entonces sus músculos se tensaron, solo hizo un movimiento seco, pero que, al verlo, pareció suave. Le dio una patada a la hoja de su espada, mientras la sujetaba fuertemente con ambas manos, elevándola como por arte de magia, a la altura del pecho de su adversario. El soldado que llegaba en carrera frenó en seco como si una fuerza invisible lo parara. Su rostro reflejó desconcierto y cayó de rodillas, viendo el rostro inmutable de Miguel de Artuán. Sus ojos parecieron salirse de las órbitas, al sentir el pie de su rival, encima del hombro. Sin mirarlo siquiera, con un gesto del brazo, le sacó la espada del pecho. El otro soldado vio ahí su oportunidad, lo tenía de espaldas en ese momento. Sacando su espada, se abalanzó sobre él, ahora no podría hacerle ninguna treta, pensó. No contaba que Miguel continuaba en tensión, oyendo las pisadas, de su adversario sobre las tablas del suelo, dirigirse hacia él. Se mantuvo quieto calculando la distancia, y se dijo ¡AHORA!               

   Como una exhalación, volteo su espada por debajo de su codo, al tiempo que se dejaba caer de rodillas, y subía la punta de esta, hacia arriba, el soldado paró en seco, dejando caer la espada al suelo, mirándose el estómago, como no creyendo que la espada de su enemigo, pudiera estar alojada allí. Vio como Miguel de Artuán se daba la vuelta, y notó el roce de la hoja de la espada, desgarrándole las carnes y oyó el golpe de su cuerpo, al caer al suelo. Algo viscoso y caliente le corría por la boca, sin darse cuenta que, era su propia sangre. Una voz que le parecía entre tinieblas, le dijo:

                -Esta es vuestra justicia. Quien a hierro mata, a hierro muere.

                -Aunque yo muera, sabes que no podrás ocultarte, ni podrás tampoco protegerla mucho más, porque es imposible escapar a nuestra mano. Hagas lo que hagas, al final la poseeremos.

                -Pues sin cabeza, las manos no tienen voluntad. Así que yo Miguel de Artuán, la cortaré. Cuando llegues al infierno, díselo a él. NUNCA LA TENDRÉIS.

                -Ni la señora podrá ayudarte.  ¿Es que no ves que te ha abandonado?

                -La Señora, nunca abandonará a uno de sus guardianes.- Sentenció Miguel.- Eso es lo que nunca comprenderéis.

El soldado soltó una bocanada de sangre por la boca, y luego con mirada vidriosa, se entregó a la muerte.





FIN DEL CAPÍTULO 9